Las furgonetas de reparto de paquetes suponen un peligro para los conductores y, más aún, para los peatones. Las exigencias impuestas a los conductores de furgonetas comerciales por sus empleadores y los minoristas en línea son en algunos casos abrumadoras.
Últimamente hemos visto documentales de televisión sobre la gran tensión que soportan los conductores de reparto. Cuando esa tensión abruma a un conductor, el coste para las víctimas suele ser alto y, a veces, definitivo. Debido a que los camiones comerciales pueden ser más de 4 o 5 veces el tamaño y el peso de los vehículos normales, los resultados de los accidentes con uno pueden ser devastadores para las víctimas y para los miembros de la familia de esas víctimas.
A menudo, los accidentes de furgonetas de reparto y vehículos compartidos pueden deberse a las mismas causas: frenos defectuosos, vehículos sobrecargados y fatiga del conductor. La fatiga del conductor se debe al exceso de trabajo, a tener que conducir largas distancias en tiempos muy reducidos y a hacer demasiadas entregas en un día. Por lo general, un conductor tiene la obligación de pasar por una lista de comprobación de varios puntos para confirmar que el equipamiento del camión es el adecuado. Pero cuando el conductor no está a la altura, la furgoneta de reparto tampoco lo está.